Oh Jesús Misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tus gracias son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepasa a todas tus obras, me consagro eternamente a Ti para vivir bajo los rayos de tu gracia y de tu amor que brotaron de tu Corazón traspasando en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Más, Tú me protegerás como criatura tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu gran Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia, a fin de que poniendo todas mis esperanzas en ella, puede ensalzarla por toda la eternidad. Amén.
sábado, 9 de junio de 2007
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